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¡Déjamelo a mí, comandante Anna! ¡Iré al bosque y sacaré a nuestros enemigos de su escondrijo!
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¡Espera, Sharena! ¡Si entras así sin más, te rodearán!
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Además, ¡algunos van armados con hachas! Sería muy peligroso para una lancera como tú.
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¡Oh, no! Lo siento, Anna, ¡ya me he movido!
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¡No te preocupes! Usaré la habilidad Teleportación para sacarte de la zona de peligro y reorganizar el batallón. ¡Allá voy!
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Ay, ¡muchas gracias! ¡Te prometo que a partir de ahora comprobaré siempre la zona de peligro antes de moverme!
Consejo 1: Comprueba el área de alcance de tus enemigos
Coloca tus unidades de forma que cuando los enemigos ataquen, los enfrentamientos que se produzcan favorezcan a tu equipo. Si no puedes, al menos tendrás la posibilidad de reducir el riesgo de sufrir graves daños usando unidades del mismo tipo que tus enemigos o aliados grises.
Consejo 2: Evita recibir ataques de varios enemigos
Presta atención a la zona de peligro y asegúrate de no dejar a tus aliados a merced de varios enemigos. Si alguna de tus unidades corre el peligro de recibir el ataque de un grupo de enemigos, usa Teleportación o Enroque para ponerla a salvo y reorganizar tu batallón. Esta estrategia también te resultará útil cuando intentes atraer a los enemigos. También encontrarás habilidades muy útiles para estas situaciones, como Cantar o Bailar, con las que los aliados pueden volver a actuar.
Consejo 3: Conoce los puntos fuertes de tus aliados
Las habilidades del tipo Impulsar son muy valiosas, ya que mejoran los atributos de tus unidades al inicio del turno. Por ejemplo, puedes colocar aliados que tengan habilidades que potencien los atributos de los aliados alrededor de tu principal atacante para acumular varias mejoras al inicio del turno. Si queda fuera del radio de alcance de las habilidades, puedes reorganizar tu batallón para que pueda recibir mejoras al inicio del siguiente turno.